El conocimiento del cuerpo de la mujer y de su placer, ha sido silenciado durante mucho tiempo. Hemos obtenido castigos externos por el hecho de explorarnos y ser dueñas de nuestra sexualidad que han calado muy hondo, tanto, que hemos terminado por dar placer y com-placer al resto del mundo y olvidarnos de nosotras mismas.

Nuestras primeras e inocentes actitudes sexuales han sido castigadas, no han dicho “niña eso no se hace”, “eso no es de señoritas”, capándonos simbólicamente del placer que nos pertenece, enseñándonos que había algo malo en conocerlo y apropiarnos de él. Todo ello, nos ha hecho ignorantes y dependientes con respecto a autopercibirnos como dadoras de nuestro propio disfrute y autonomía. 

Además, la «educación sexual» insuficiente y centrada en la reproducción y en la evitación de riesgos, nos ha hecho tenerle miedo a la sexualidad y ha sido participe de este silenciamiento. Todo ello, respaldado por el imaginario colectivo sobre qué es una relación sexual y junto a la pornografía, que encasilla todas nuestras sexualidades en un modelo rídigo, estanco, único, artificial y me atrevería a decir que violento.

Por ello, te propongo un viaje, una aventura exploratoria, para encontrar y dar con lo que te gusta, para ponerte en un primer plano, en el que encuentres lo que te excita, con lo que sientes placer, sin avergonzarte de nada, siendo libre para acogerlo, sumergirte en ello y además, ser consciente de lo que has adquirido, lo que has aprendido, lo que no es del todo tuyo y no has elegido, desprendiéndote de todos esos mitos y creencias sobre tu placer y tu cuerpo.